Palabras de espiritualidad

El corazón del manso es un trono para el Señor

  • Foto. Silviu Cluci

    Foto. Silviu Cluci

Translation and adaptation:

La mansedumbre es la roca sobre el mar de la ira, ante la cual se disipan todas las olas, sin que ella se mueva un ápice de su lugar.

La mansedumbre es una permanente disposición de la mente, por la cual, ella (la mente) sigue siendo siempre la misma, en la honra y en la deshonra. La mansedumbre es la roca sobre el mar de la ira, ante la cual se disipan todas las olas, sin que ella se mueva un ápice de su lugar. La mansedumbre es la columna de la paciencia, la puerta de entrada del amor, y raíz del buen juicio, como dice el profeta: “El Señor muestra Sus caminos a los mansos” (Salmos 24, 10); es, además, causa del perdón de los pecados, seguridad en la fuerza de la oración, templo vivo del Espíritu Santo. “¿En quién voy a fijarme? En el humilde y contrito que tiembla a Mi palabra” (cf. Isaías 66, 2). La mansedumbre es pilar de la obediencia, faro de la compasión, freno de los que se enfurecen, contención de los iracundos, dadora de alegría, imitación de Cristo, virtud de los ángeles, lazo de los demonios, escudo ante la aflicción.

El corazón del manso es un trono para el Señor. El alma dócil es trono de la simplicidad.

(Traducido de: Ioan Scărarul, Scara Raiului, Editura Amarcord Timișoara – 2000, pp. 379-380)