Palabras de espiritualidad

El corazón es la “iglesia” en donde el hombre se encuentra con Dios

  • Foto: Nicolae Pintilie

    Foto: Nicolae Pintilie

Cuando el hombre consigue volver su corazón hacia Dios, el Señor mismo hace que en éste fructifique la perfecta semilla de Su Palabra; después lo marca con Su maravilloso Nombre y lo ilumina con Su presencia eterna y llena de gracia. Dios hace entonces, de ese corazón, iglesia de Su Divinidad. Sólo entonces el hombre comprende el verdadero sentido de su vida, propósito para el cual vino a este mundo transitorio.



 

El corazón es la verdadera “iglesia” en donde el hombre se encuentra con Dios. El corazón del hombre busca un sentido (Proverbios 15, 15), no sólo enteramente comprensivo, sino también divino, y no encuentra descanso hasta que el Señor de la gloria no viene para habitar en él. Pero Dios, que es un “Dios celoso”(Éxodo 34, 14), no se contenta sólo con una parte de nuestro corazón. En el Antiguo Testamento se nos revela ya ese llamado:

“Dame, hijo, tu corazón” (Proverb 23, 26)

Y en el Evangelio se nos ordena:

“Ama a el Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12, 30).

Él es quien moldeó el corazón de cada persona, de una forma única e irrepetible, aunque ningún corazón puede abarcar a Dios, porque:

“Dios es más grande que nuestro propio corazón” (1 Juan 3, 20).

Sin embargo, cuando el hombre consigue volver su corazón hacia Dios, el Señor mismo hace que en éste fructifique la perfecta semilla de Su Palabra, después lo marca con Su maravilloso Nombre y lo ilumina con Su presencia eterna y llena de gracia. Dios hace entonces, de ese corazón, iglesia de Su Divinidad, una iglesia que no ha sido hecha por mano humana, capaz de reflejar “la Imagen”, de escuchar “la Voz” y llevar “el Nombre” (Juan 5, 37; Hechos 9, 15).

Sólo entonces el hombre comprende el verdadero sentido de su vida, el propósito para el cual vino a este mundo transitorio.

(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Omul cel tainic al inimii, Editura Basilica, București, pp. 9-10)