El cristiano ante la perspectiva de la vida y la muerte
Esta disposición debemos cultivarla en nuestro interior, apartando cualquier temor e intranquilidad.
«Tu anhelo de vivir es normal y no tiene nada de pecaminoso. Así, la correcta actitud del cristiano ante la vida y la muerte debe ser: “¡Que sea la voluntad del Señor!” (Hechos 21, 14). Porque, tal como dice el Santo Apóstol Pablo, ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Cuando vivimos, vivimos para el Señor, lo mismo que cuando morimos. Luego, ¡sea que vivamos o que muramos, seguimos siendo Suyos! (Romanos 14, 7-8).
Esta disposición debemos cultivarla en nuestro interior, apartando cualquier temor e intranquilidad. “¿Cómo me presentaré ante el Señor cuando muera?”, te preguntas. Preséntate habiendo limpiado todos tus pecados, con arrepentimiento y confesión, y llevando contigo el alimento de la vida eterna, los Santísimos Misterios de Cristo. Además, portando en tu mente solamente buenos pensamientos y en tu corazón sentimientos santos: fe, esperanza, humildad, temor de Dios... Estos sentimientos sustituyen todas las buenas acciones que tu enfermedad no te permite practicar».
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuzire către viața duhovnicească, Editura Egumenița, Galați, p. 87)