El cristiano debe saber pedir el consejo de los más experimentados
El “juicio justo”, tan elogiado en los textos espirituales ortodoxos, proviene también de una larga experiencia de vida en comunidad, del consejo recíproco con los demás.
Todo lo que brota de la limitada esfera de un pensamiento individualista es, por sí mismo, carente de una visión de largo alcance, que tome en cuenta, equilibradamente, el intercondicionamiento de todos. Es algo que proviene del demonio, quien quiere romper en pedazos la creación y hundir a cada criatura en una existencia extremadamente reducida, en una existencia atormentada, a oscuras, con movimientos desordeandos, irracional y contradictoria, que es la de las sombras. Todo eso es un falso conocimiento, un conocimiento parcial que no es plenamente real y, aunque forma parte del tejido del todo, no está en comunión de vida con todo.
El “juicio justo”, tan elogiado en los textos espirituales ortodoxos, proviene también de una larga experiencia de vida en comunidad, del consejo recíproco con los demás. Es un aspecto que toma en cuenta todos los lados de la realidad, todos los puntos de vista posibles en el juicio que emite. Por eso, el consejo es algo que se pide especialmente de los “ancianos”, quienes durante toda su vida han acumulado una larga experiencia y han generado un sinfín de razonamientos sobre distintos temas.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 56 la Ava Dorotei, Învățături, în Filocalia IX, Editura Humanitas, București, 2002, pp. 501-502)