Palabras de espiritualidad

El cristiano y el valor del tiempo de vida

  • Foto: Ioana Stoian

    Foto: Ioana Stoian

La misma fugacidad del tiempo nos exige una máxima concentración hacia nosotros mismos.

La fe cristiana le da un valor inconmensurable al tiempo. Y es que no tendremos más oportunidades de reparar lo que hayamos destruido en nuestro ser, en esta vida. No relativicemos, entonces, la importancia del ahora, como lo hacen quienes creen en las teorías de la reencarnación. Si despreciamos este tiempo, estamos despreciando cualquier otro tiempo también, y nunca podremos alcanzar una verdadera rectitud y un bien absoluto. Y nos arriesgamos a que todo termine convirtiéndose en un aburrimiento eterno.

La subestimación de una temporalidad eterna significa despreciar también la atención a nosotros mismos, en la perspectiva de la eternidad. Significa permanecer eternamente en una disipación de lo que es nuestra esencia, privándonos de encontrarnos con Dios, la esencia suprema.

Y es que muchas veces perdemos en tiempo, sin utilizarlo para conocernos a nosotros mismos y perfeccionarnos. El hecho que nuestro tiempo en este mundo sea corto no implica que no podamos cumplir con aquel propósito. Precisamente, el conocimiento de lo efímero del tiempo nos puede ayudar a conocer nuestra temporalidad en este mundo y su utilización con la mayor intensidad posible. La misma fugacidad del tiempo nos exige una máxima concentración hacia nosotros mismos.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 1127 la Avva Dorotei, Despre trebuința de a călători pe calea lui Dumnezeu cu scop bun și cu trezvie, traducere , introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, p.575)