El criterio de la belleza física en la elección de la “otra mitad”
La recomendación que hace la espiritualidad ortodoxa, expresada en la voz —inspirada por Dios— de los Santos Padres, es la de buscar y apreciar siempre, en las personas amadas, no necesariamente la belleza física, sino, ante todo, la nobleza espiritual, “la belleza del alma y el bello actuar”.
La recomendación que hace la espiritualidad ortodoxa, expresada en la voz – inspirada por Dios – de los Santos Padres, es la de buscar y apreciar siempre, en las personas amadas, no necesariamente la belleza física, sino, ante todo, la nobleza espiritual, “la belleza del alma y el bello actuar”.
San Juan Crisóstomo considera que “a la mujer la hace bella y agradable, no la belleza del cuerpo, sino la virtud del alma; no el maquillaje, los adornos, el oro y las ropas de lujo, sino la serenidad, la bondad y el temor secreto a Dios. La belleza del cuerpo se marchita con la enfermedad y con la edad, porque se extingue con la muerte, perdiéndose completamente; al contrario, la belleza del alma, ni el tiempo, ni la enfermedad, ni la vejez, ni la muerte, ni cualquier otra cosa puede dañarla, sino que florece eternamente. La belleza del cuerpo suele llamar al desenfreno a quienes la contemplan, mientras que la belleza del alma atrae incluso a Dios hacia el amor que Él prefiere...”
(Traducido de: Pr. prof. dr. Ioan C. Teşu, Familia contemporană, între ideal şi criză, Editura Doxologia, Iaşi, 2011, pp. 75-80)