El deseo de orar por alguien, señal de la misericordia de Dios
Cuando la oración brota solamente de la tristeza por alguien que aún vive o ya ha muerto, está libre de todo vínculo perverso. El alma se entristece por aquella persona y ora con todo su corazón, y esto es ya una señal de la misericordia de Dios.
Dios quiere que toda la humanidad se salve y, en Su bondad, llama a Él al mundo entero. Él le da determinación al alma y, por medio de Su gracia, le corrige y le conduce hacia Su amor. Cuando Dios quiere apiadarse de alguien, inspira en otros el deseo de orar por él o ella, y luego otorga Su auxilio. Por eso, debes saber que cuando sientas un deseo de orar por alguien, es porque el mismo Señor quiere apiadarse de aquella alma, para atender con benevolencia tus peticiones. Sin embargo, es importante evitar confundir ese deseo de orar, inspirado por Dios, con el deseo nacido del vínculo vicioso con ese o eso por lo que estás orando.
Cuando la oración brota solamente de la tristeza por alguien que aún vive o ya ha muerto, está libre de todo vínculo perverso. El alma se entristece por aquella persona y ora con todo su corazón, y esto es ya una señal de la misericordia de Dios.
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, 1996, pp. 197-198)