El desorden interior
Después de cada alejamiento, las fuerzas se debilitan aún más, llegando a la extenuación total. quedando sólo los nombres y el orden externo de la vida, sin su correspondiente contenido interior. En una de sus parábolas, el Redentor dice que en una casa sucia vive un sólo demonio, mientras que en una limpia, pero abandonada por dejadez, no vive sólo uno, sino son siete los que regresan a habitarla.
Al que no ha comenzado el orden de su vida espiritual, esto no le preocupa, pero el que la ha empezado y luego se aleja de ella, habrá de sufrir grandes daños. Los granos cubiertos por el hielo no mueren: la fuerza de la vida vive dentro de ellos. Una flor, sin embargo, al congelarse, muere o es dañada seriamente. Lo mismo en este caso: es devastador abandonar ese comienzo de vida que empezaba a mostrarse.
Después de cada alejamiento, las fuerzas se debilitan aún más, llegando a la extenuación total. quedando sólo los nombres y el orden externo de la vida, sin su correspondiente contenido interior. En una de sus parábolas, el Redentor dice que en una casa sucia vive un sólo demonio, mientras que en una limpia, pero abandonada por dejadez, no vive sólo uno, sino son siete los que regresan a habitarla.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Răspunsuri la întrebări ale intelectualilor, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, volumul II, Editura Sophia, București, 2007, p. 15)