El entusiasmo desmesurado
El stárets trataba de que el entusiasmo exagerado se hiciera al menos un poco más humilde.
Cuando sentía que alguien era exageradamente optimista, el stárets Efrén decía con vehemencia: «¿A dónde van ustedes? ¿A dónde van? ¡A traer sal, a traer sal!». A continuación, agregaba: «¿De dónde vienen ustedes?». Y, como si se hubiera quedado sin resuello, con un hilo de voz, respondía: «De ir a traer saaal…». Y después explicaba: «Un día, una caravana de camellos partió desde Palestina hacia el Mar Rojo, para ir a traer sal. Aquel era un viaje largo, extenuante, a través de extensos desiertos en donde no podía hallarse una sola gota de agua. Iba también un pequeño camello, acompañando a su madre. Y, cuando alguien le preguntaba: “¿A dónde van?”, el camellito, lleno de entusiasmo, con su joven voz, llena de fuerza y vigor, ignorando el esfuerzo que había que hacer para llegar a su destino, respondía: “¡A traer sal! ¡A traer sal!”. Algún tiempo después, al regresar de tan agotador viaje, cuando alguien se le acercó y le preguntó: “¿De dónde vienen?”, respondió: “De ir a traer saaal, de ir a traer saaal”, y su voz se escuchaba débil, consumida y fatigada». Luego, tomando el ejemplo e imitando la voz del pequeño camello, el stárets trataba de que el entusiasmo exagerado se hiciera al menos un poco más humilde.
(Traducido de: Iersoschimonahul Iosif Aghioritul, Starețul Efrem Katunakiotul, traducere de ieroschim. Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2004, p. 115)