El Espíritu Santo es nuestro mentor en el amor al prójimo
Esta es la forma de alcanzar la paz. No hay otro camino. Si el hombre ora mucho y ayuna, pero no siente amor por sus enemigos, no puede tener paz en su alma.
¡Demos gracias al Señor porque no nos dejó huérfanos, sino que nos dio en este mundo al Espíritu Santo (Juan 14, 15-18)! El Espíritu Santo le enseña al alma a sentir un amor inefable por todos los demás y a apiadarse por los que se han extraviado. Esto fue lo que hizo Dios, y por eso envió a Su Hijo Unigénito para salvarnos. El Espíritu Santo nos enseña a practicar la misma misericordia con los que se han perdido y van al infierno. Pero quien no haya recibido el Espíritu Santo tampoco querrá orar por sus enemigos.
El venerable Paisos el Grande oraba por uno de sus discípulos que había renunciado a Cristo y, en medio de sus plegarias, se le apareció el Señor, Quien le dijo: “¿Por quién oras, Paisos? ¿Acaso no sabes que él renegó de Mí?”. Pero el venerable siguió sintiendo misericordia por su discípulo, y entonces el Señor le dijo: “Paisos, con tu amor te has asemejado a Mí”.
Esta es la forma de alcanzar la paz. No hay otro camino. Si el hombre ora mucho y ayuna, pero no siente amor por sus enemigos, no puede tener paz en su alma. Ni siquiera yo podría hablar de esto, si el Espíritu Santo no me hubiera enseñado en qué consiste tal forma de amor.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, pp. 96-97)