Palabras de espiritualidad

El estudiante, entre el aprendizaje y la oración

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Esta es la forma en que deben entrelazar su vida los estudiantes de nuestros días, entre el aprendizaje y la oración.

Padre, ¿cuál debería ser la regla de oraciones de un estudiante?

—Hace mucho tiempo, hubo en Atenas un par de estudiantes que impresionaron enormemente a sus contemporáneos. Sus nombres, Gregorio y Basilio. A uno lo recuerda todo el mundo cristiano, bajo el nombre de San Basilio el Grande, mientras que el otro es conocido como San Gregorio el Teólogo. Estos dos jóvenes, además de dedicarse a su formación académica, examinaban y vivían el Evangelio. Ambos seguían dos caminos, como nos dice San Gregorio: la escuela y la Iglesia.

Esta es la forma en que deben entrelazar su vida los estudiantes de nuestros días, entre el aprendizaje y la oración. No sé si podría fijarles aquí un programa, aunque, querámoslo o no, sabemos que junto al alimento material de cada día necesitamos también de otro, espiritual, sin el cual podríamos morir. ¡Morimos, aunque vivamos! Morimos espiritualmente. Nos volvemos estériles, duros, pétreos, secos, obcecados, malos, celosos, orgullosos... Por eso, es muy importante alimentarnos de una y otra manera. Así lo dice nuestro Señor: “Busquen primero el Reino de Dios y Su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura (Mateo 6,33)

(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan,  Ne  vorbeşte  Părintele  Sofian (Boghiu), vol. I, Editura Episcopiei Romanului, 1997, pp. 58-59)