El fundamento de nuestra vida
¿En dónde hacemos nuestro nido? ¿Qué pensamientos y qué sentimientos ponemos en su base? ¿Lo asentamos sobre la firme roca de la fe, listo para enfrentar las tentaciones y las pruebas? ¿O nos lo construimos sobre arena, exponiéndolo a una catastrófica caída?
En una hermosa mañana de primavera, dos avecillas buscaban dónde construir sus nidos. Una de ellas eligió un lugar muy bello, entre las ramas de un árbol grande y frondoso. El suave aire hacía que las hojas del árbol se mecieran grácilmente, no muy lejos se alcanzaba a oir el dulce murmullo de un riachuelo, el sol brillaba radiante en el firmamento… Y, al llegar la noche, un sublime cielo estrellado vino a completar aquella encantadora escena.
Sin embargo, en un momento dado, algo vino a destruir tanta tranquilidad: una potente tormenta se desató, haciendo que el riachuelo se transformara en un torrente furioso y sus aguas se salieran de su cauce, inundándolo todo y arrasando todo a su paso. El árbol fue arrancado de raíz, el nido quedó completamente destruido, y del acogedor refugio de la avecilla no quedó absolutamente nada.
Por su parte, la otra avecilla había hecho su nido en un escabroso acantilado, en una de las rocas más lejanas e inaccesibles. En poco tiempo, aquel recóndito pero seguro nido se llenó de polluelos. Cuando la tormenta vino a estremecer la tranquilidad del valle, haciendo que las aguas del riachuelo dejaran su huella de desolación por todas partes, estas fueron incapaces de alcanzar la altura y solidez del peñasco donde el segundo pajarillo había construido su hogar. Al escampar el temporal, el nido seguía en su lugar, libre de todo peligro.
¿Y nosotros? ¿En dónde hacemos nuestro nido? ¿Qué pensamientos y qué sentimientos ponemos en su base? ¿Lo asentamos sobre la firme roca de la fe, listo para enfrentar las tentaciones y las pruebas? ¿O nos lo construimos sobre arena, exponiéndolo a una catastrófica caída?
“Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo” (I Corintios 3, 11).
(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu. 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, București 2008, p. 39)