El gozo que viene del futuro
La paciencia para soportar los sufrimientos de ese “nacimiento” no constituye el propósito mismo de nuestra existencia, sino un medio, el único posible para salir vivos de la muerte del pecado.
La capacidad de sentir regocijo en medio del dolor es un gran misterio, una virtud divino-humana, es decir, tuya y de la Gracia. Tú pones el dolor y el Señor pone la Gracia. El dolor es inherente a tu situación actual; sin embargo, aunque sea parte de tu vida, no “es” tu vida. Es como cuando eras un bebé en el vientre de tu madre, y no eras el hombre que eres hoy. Ese que eras tuvo que pasar por los dolores del nacimiento; sin ellos, tu vida hoy sería imposible. Del mismo modo, todos los dolores de tu vida actual son los dolores de tu “nacimiento” a la verdadera vida, si los vives con el Señor.
La alegría viene del futuro, pero es experimentada en el presente por aquel que cree y espera en las promesas del Señor. Vivimos para la vida futura, misma que podemos empezar a sentir desde hoy, con este cuerpo y esta alma tan sensibles al dolor. Eso sí, la paciencia para soportar los sufrimientos de tal “nacimiento” no constituye el propósito mismo de nuestra existencia, sino un medio, el único posible para salir vivos de la muerte del pecado.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Uimiri, rostiri, pecetluiri, Editura Doxologia, Iaşi, pp. 77-78)