El hombre puede santificar todo lo que hace
Cada uno debe santificar, con su oración y su forma de vida, el trabajo que realiza y también a sí mismo.
Cada uno debe santificar, con su oración y su forma de vida, el trabajo que realiza y también a sí mismo. Y si se halla en un puesto de mando, debe ayudar espiritualmente a sus subordinados. Porque, cuando el hombre tiene un buen estado interior, santifica también el trabajo que hace. Por ejemplo, cuando los jóvenes acuden a un preceptor para que les enseñe un oficio, además de las cosas propias de dicho quehacer, debe enseñárseles también a vivir de forma correcta y espiritual. Y esto ayudará tanto al mentor como a sus aprendices, e incluso a sus clientes, porque Dios bendecirá cada una de sus actividades.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, Traducere din limba greacă de Ieroschim. Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 186-187)