El hombre que en verdad ama a Dios
Un acto de amor es hacerle el bien a nuestro semejante y ser pacientes e indulgentes con él, guiándonos siempre por la justa medida en todo.
Si el amor es paciencia y bondad, el que es agresivo y astuto es también ajeno al amor. Y si el hombre es ajeno al amor, también es ajeno a Dios, porque Dios es amor.
Un acto de amor es hacerle el bien a nuestro semejante y ser pacientes e indulgentes con él, guiándonos siempre por la justa medida en todo.
El que realmente ama a Dios, no entristece a nadie ni se acongoja por las cosas pasajeras, porque la única tristeza que siente es una redentora, la misma que inundó a Pablo y también a los corintios.
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Patru sute de cugetări creștine, Editura Credința Strămoșească, Iași, 1998, p. 50)