Palabras de espiritualidad

El hombre, un pequeño infinito

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Dios a todos los crea con la capacidad de ser justos.

Jesucristo decide, en el pequeño infinito, qué cualidades o defectos serán expulsados por los dos glóbulos polares, que comprenden la mitad del número de cromosomas, y de ninguna manera al azar. Él inclina la balanza hacia alguna de las configuraciones probables para nosotros y seguras para Dios. Él forma nuestro destino, de manera que un determinado lugar en el pequeño infinito tenga consecuencias inmensas en la configuración y en nuestros actos futuros. Todo esto lo hace la contabilidad absoluta de Dios, que crea en dependencia con el hombre y de acuerdo a sus obras, alcanzándole con sus maldades y tomándole entre sus brazos, o perdonándole sus iniquidades, si luchó consigo mismo para alcanzar aquel perdón.

Para salir de toda esa aglomeración es necesario vivir la presencia invisible de Cristo en nosotros, experimentando la doctrina cristiana en todas las fibras de nuestro ser, lo que hace posible que Dios extraiga, con el mecanismo de la herencia, la maleza recesiva y, durante el esfuerzo del individuo en causa, que una multitud de génesis recesivas se vuelvan dominantes, cosa que es muy posible para Dios. Las fuerzas de la fe, amplificadas por el poder y la bendición de Dios, tienen una influencia inmensa sobre nuestras eventuales debilidades.

Dios a todos los crea con la capacidad de ser justos. Pero, al pasar por este nacimiento terrenal, toman en sus espaldas las cargas paternas, que los terminan doblegando. Finalmente, debilitados por el esfuerzo de una vida y por el medio que les rodea, las personas difícilmente decidirán represntar la causa de Dios.

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Părintele Arsenie Boca – mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 86-87)