El ignorante, presa fácil del maligno
Los hombres de hoy están más informados, pero es una “información” que te aniega y aturde. Hemos cambiado el libro por el televisor, sabiendo que este aparato impide que pensemos más.
Padre, ¿es cierto que las personas de hoy son más inteligentes que las de hace cincuenta o sesenta años? ¿El devenir de la historia nos ha hecho más sabios o, al contrario, nos ha atontado? Los estantes de las librerías cada vez están más llenos de libros, pero ya casi nadie lee. Y, sin embargo, las terrazas y bares se mantienen llenos…
—Ciertamente, los hombres de hoy están más informados, pero es una “información” que te aniega y aturde. Hemos cambiado el libro por el televisor, sabiendo que este aparato impide que pensemos más, porque nos ofrece todo ya “digerido”. Muchas veces he escuchado decir: “¿Así lo dijeron en la tele? Debe ser verdad...”. ¡Hemos olvidado que leer es como un cautivador paseo, en el que puedes detenerte a contemplar el paisaje a cada paso que das!
Debemos salvar a nuestros jóvenes de la negativa influencia que el televisor ejerce sobre sus mentes. ¿Quiénes son los responsables de esto? Los padres y los maestros. El demonio somete más fácilmente al que es ignorante, que a uno que sabe preguntar, que conoce el ejemplo de Cristo, que sabe orar, que conoce algún relato del Paterikón.
(Traducido de: Adrian Alui Gheorghe, Părintele Iustin şi morala unei vieţi câştigate, Editura Credinţa Strămoşească, pp. 93-94)