El mal que se adhiere a nuestra alma…
Conserva ante tus ojos la idea de la muerte, y dejarás de apetecer el mal o las cosas de este mundo.
El mal se adhiere al alma como el cardenillo al cobre y la impureza al cuerpo. Sin embargo, ni el que trabaja el cobre creó la herrumbre, ni los padres la impureza del cuerpo. Luego, tampoco Dios creó el mal, sino que le dio al hombre una conciencia y el poder de discernir, para que fuera capaz de huir de la infamia, sabiendo el daño y el tormento que esta habría de provocarle. Entonces, cuando veas a alguien que prospera en lo material y el poder, no lo encomies, porque estarás cayendo presa del engaño del maligno. Más bien conserva ante tus ojos la idea de la muerte, y dejarás de apetecer el mal o las cosas de este mundo.
(Traducido de: Sfântul Antonie cel Mare, Filocalia, vol. I, Editura Institutul de Arte Grafice „Dacia traiană”, Sibiu, 1947, p. 21)