Palabras de espiritualidad

El más bello atavío del joven es un corazón puro y una mente despierta

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Si el corazón es puro, en él entra el Señor Jesucristo. ¿Cuándo entra en nosotros el Señor? Cuando le hacemos lugar, cuando expulsamos toda la suciedad que tenemos dentro, porque Él no puede entrar en un lugar sucio. Siempre me ha parecido curioso encontrarme con algún joven que se sienta triste. ¿Por qué? Porque la juventud no tiene nada que ver con la tristeza.

El Metropolitano Bălan solía decir:

El más bello atavío de un joven es un corazón puro y una mente despierta”.

Y es que el corazón también se puede ensuciar. ¿Cómo? Con los pensamientos indebidos, con imágenes, con acciones sucias. Todo eso queda registrado en nosotros. Somos eso en lo que nos hemos convertido. Si nuestro corazón está limpio, en él entra el Señor Jesucristo. ¿Cuándo entra en nosotros el Señor? Cuando le hacemos lugar, cuando expulsamos toda la suciedad que tenemos dentro, porque Él no puede entrar en un lugar sucio. Siempre me ha parecido curioso encontrarme con algún joven que se sienta triste. ¿Por qué? Porque la juventud no tiene nada que ver con la tristeza. Y, de hecho, una persona que tiene fe, es siempre joven. Y si somos jóvenes significa que debemos ser felices, dejando que la alegría de la fe reine en nuestra alma, porque nuestra fe es fuente de felicidad y de esperanza, es la esperanza del Cielo, es el Paraíso en nuestra vida.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniţi de luaţi bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 166-167)

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