El matrimonio cristiano es una imagen de la unión entre Cristo y la Iglesia:

“El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo salvador. Que la esposa, pues, se someta en todo a su marido, como la Iglesia se somete a Cristo. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5, 23-25).

“Cuida a tu esposa, así como Cristo cuida de la Iglesia. Y aunque debieras ofrendar tu vida por ella, aunque te tocara enfrentar grandes sufrimientos por esta causa, no te rindas, porque soportándolo todo aún sigues lejos de hacer algo semejante a lo que Cristo hizo por la Iglesia”, dice San Juan Crisóstomo.

Siguiendo a Cristo, el esposo cuida de su esposa, la ama y la honra (el Santo Apóstol Pedro le ordena a los hombres que se porten sabiamente con sus esposas, porque juntos son herederos de la gracia vital – 1 Pedro 3, 7). La esposa se somete al esposo y lo honra, asi como la Iglesia honra a Cristo. Como vemos, entonces, la imagen del matrimonio cristiano no tiene ninguna relación con el tipo de relaciones conyugales tan de moda en el mundo actual.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, p. 81)