El matrimonio, una prueba para la paciencia
Idealmente, las relaciones entre esposo y esposa no deberían consistir en esa cierta voracidad, en un deseo de dominar al otro, de explotarlo, sino en verlo con afecto, con entrega, aceptándolo con amor, por medio del misterio contemplativo del amor.
Idealmente, las relaciones entre esposo y esposa no deberían consistir en esa cierta voracidad, en un deseo de dominar al otro, de explotarlo, sino en verlo con afecto, con entrega, aceptándolo con amor, por medio del misterio contemplativo del amor.
Por supuesto, en nuestro mundo decadente hay otras fuerzas que actúan en la relación conyugal. El deseo sexual, la avidez... sin embargo, muchas veces la pareja permanece unida por un amor que borra todo eso. Esto sucede cuando los dos son ya uno. Y en tales casos, cuando aparece un hijo, no se trata del simple fruto de las ansias, sino de la entrega completa de uno al otro, de una mitad a la otra.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie al Surojului, Cum să întemeiem o familie ortodoxă, Editura Sophia, Bucuresti, 2011, p.74)