El medicamento que nos receta nuestro confesor
El canon es como un medicamento, similar al que el médico le receta a su paciente.
Los pecados confesados quedan perdonados si respetamos el canon (de penitencia) que nos prescribe nuestro padre espiritual. El canon es como un medicamento, similar al que el médico le receta a su paciente. Si respetas con humildad el canon y con la convicción de que tus faltas serán perdonadas, en verdad así será, y poco a poco sanarás de tus enfermedades del alma. Pero, si hallándote bajo ese canon cometes más iniquidades, tus viejos pecados y los que acabas de cometer quedarán sin perdonar y su número y peso seguirá creciendo. En consecuencia, el padre espiritual, con la ayuda del don del sacerdocio recibido por medio de la sucesión apostólica, tiene esa cualidad de perdonar los pecados en el nombre de Jesucristo. Por su parte, el psiquiatra te da solamente aquello que tiene personalmente, a partir de la ciencia.
(Traducido de: Sofian Boghiu, Smerenia și dragostea, însușirile trăirii ortodoxe, Editura Fundația Românească, București, 2002)