El mejor consejo para no desviarnos del camino a la salvación
Si voluntariamente has renunciado a las cosas de este mundo, no hay forma de que puedas discutir con alguien por cualquier nimiedad. Si detestas la vanidad, huye de quienes la buscan.
Huye de la vanidad, y serás enaltecido. Témele a la soberbia, y serás exaltado. Porque ni una ni otra le fueron dadas al hombre… Si voluntariamente has renunciado a las cosas de este mundo, no hay forma de que puedas discutir con alguien por cualquier nimiedad. Si detestas la vanidad, huye de quienes la buscan.
Huye de los que codician las riquezas, y también de las riquezas mismas. Apártate de los que se regodean entre placeres, y también de esos placeres. Aléjate de los imprudentes, y también de la imprudencia misma. Porque si la sola mención de todo eso aturde la mente, con mayor razón lo hará verlo y vivirlo. Por eso, hermano, acércate a los justos y, por medio suyo, te acercarás a Dios. Rodéate solamente de quienes practiquen la humildad, para que puedas aprender a hacer lo mismo. Porque si ya es útil ver lo que hacen ellos, en mayor medida lo es aprender de sus propias bocas.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoință, Editura Bunavestire, Bacău, 1997, p. 53)