Las palabras son solo retazos, fragmentos que, como un eco, resuenan en el exterior desde lo profundo, desde ese vasto mundo, ese universo que hay en cada uno de nosotros.

¿Qué otra cosa puede expresar el poeta, más que los versos que perviven en su interior? ¿Qué puede transcribir el compositor, sino las armonías que su corazón y su oído escuchan sin cesar, y que, en alguna parte, adentro de su ser, él tararea emocionado?

Aún desconocemos gran parte de este mundo en el que vivimos, pero este se nos revela en fragmentos, en el tiempo, haciéndonos ver cambiantes y desconocidos para nosotros mismos.

(Traducido de: Înaltpreasfințitul Iustinian Chira, Convorbiri în amurg, Editura Dacia, Cluj-Napoca, 2006, p. 166)