Palabras de espiritualidad

El movimiento de la mente de hombre

  • Foto: Doxologia

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La mente acciona en contra de su naturaleza, cuando no es capaz de ver la justicia y la providencia de Dios.

¿Podría decirnos algo sobre el movimiento de la mente en contra de su naturaleza, de acuerdo a su naturaleza y más alto que su naturaleza? Esto nos ayudaría a ver más claramente lo demás que nos ha explicado hasta ahora...

—Los Santos Padres se ocuparon de todos los aspectos de la vida espiritual. Y, debido a que consideraban que la mente es el tema principal, en lo que respecta a la enfermedad y a la sanación del hombre, hablaron también sobre ella. De esta forma, San Marcos el Asceta nos enseña que hay tres clases de movimientos de la mente: en contra de su naturaleza, según su naturaleza y más alto que su naturaleza.

La mente acciona en contra de su naturaleza, cuando no es capaz de ver la justicia y la providencia de Dios, sino que entra en conflicto con los demás, creyendo que es atacada. En otras palabras, la mente que acciona en contra de su naturaleza, abandona a Dios y se dispersa en lo creado, por medio de los sentidos. Y después acusa a todos los demás por todo el mal que hay a su alrededor.

La mente actúa de forma natural, cuando el hombre no acusa a los demás, sino que se considera a sí mismo la causa de todos los malos pensamientos. En este caso, el hombre reconoce el origen de todas las pasiones y le confiesa a Dios sus faltas. Es decir, en vez de culpar a otros, como lo hicieron Adán y Eva, se condena a sí mismo, esforzándose en purificarse.

Cuando el hombre obtiene los frutos del Espíritu Santo, su mente se mueve de una forma que supera su naturaleza. En ese estado, la mente se une a Dios y se goza de Su presencia. Cuando la mente es iluminada y unida a Dios, pierde toda forma y toda imagen, es decir, se libra de las imágenes, figuraciones y pensamientos malignos. Se llena, así, de sólo pensamientos buenos y se siente libre de ataduras interiores. Porque, así como podemos darnos cuenta, los malos pensamientos, que volvemos en contra de Dios y de nuestro semejante, son consecuencia de la enfermedad mental. Entonces, debemos entender qué importantes son la mente y el corazón para la enfermedad y la sanación del alma, y, en general, para la vida espiritual.

(Traducido de: Mitropolit Hierotheos Vlachos, Boala și tămăduirea sufletului în tradiția ortodoxă, Editura Sophia, București, 2001, p. 76)