Es muy importante vivir en obediencia, tener a quien subordinarse y no depender de ti mismo. Ciertamente, te hallarás más seguro obedeciendo que ordenando. No es bueno obedecer solamente cuando es necesario, sino también por amor a Dios. Así pues, no confíes tanto en tu propia opinión, sino que aprende a obedecer voluntariamente la de los demás. Porque, si tu opinión es correcta, pero por amor a Dios renuncias a ella para obedecer la de otros, mucho provecho obtendrás de ello. No dudes en acatar lo que se te ha ordenado, porque Dios siempre te recompensará por tu obediencia, aunque luego el otro deba rendir cuentas si te ha enviado a hacer algo malo. Muchas veces he oído decir que es mejor obedecer y aceptar el consejo de los demás, que darlo tú y esperar que te obedezcan. También puede ocurrir que todas las opiniones sean correctas, pero, rehusándote a aceptar las de los demás cuando las circunstancias o la misma razón así lo recomiendan, lo único que haces es demostrar tu soberbia y tu testarudez. Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en Cruz. ¡Ni órdenes mundanas, ni una vida sin obediencia!

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Cărarea împărăției, Editura Charisma, 2007)