“El Padre nuestro cuantas veces puedas; lo mismo con la Oración de Jesús y las postraciones”
Cada uno abarca lo que puede; una abeja no puede recolectar el néctar de todas las flores. Pero es bueno hacerte una regla de oración...
«Toda oración es un don de Dios. Pero nosotros, los más débiles, tenemos la oración con la boca. De momento, hijito, cíñete a su práctica. El pozo es profundo, pero la cadena es corta y el cubo pequeño.
Haz cada mañana el Himno Acatisto a la Madre del Señor, y por la noche su Paráclesis. Además, repite el Credo por lo menos una vez al día y el Salmo 50 dos o tres veces (cada día). Recuerda, el canon de oraciones es de mucho provecho. Repite también el Padre nuestro cuantas veces puedas; lo mismo con la “Oración de Jesús” y las postraciones.
Cada uno abarca lo que puede; una abeja no puede recolectar el néctar de todas las flores. Pero es bueno hacerte una regla de oración... Haz cada día cuantas postraciones puedas a la Madre del Señor, por lo menos unas doce... Y en cada postración repite, como lo haría cualquier ancianita devota: “Oh, Madre del Señor, no te apartes de mí... ¡No me dejes, Madrecita del Señor!”».