Palabras de espiritualidad

El pago que recibimos por nuestras acciones, buenas o malas

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Si algunas veces Dios nos castiga por nuestros actos, esa retribución no está completa, sino que se trata de una leve demostración de lo que vendrá en la vida eterna. 

Que nadie se enfade al ver que los malos y los injustos viven cómodamente y con gran bienestar, porque la bondad y la maldad no son recompensadas en este mundo. Si algunas veces Dios nos castiga por nuestros actos, esa retribución no está completa, sino que se trata de una leve demostración de lo que vendrá en la vida eterna. Esto es permitido por Dios, justamente para que aquellos que no creen en la resurrección de los muertos y en el Juicio Final se apacigüen, al menos con las cosas que sufren en este mundo.

¿Ves que una persona mala se enriquece? ¡No pierdas el coraje! ¿Ves que, al contrario, un hombre bueno tiene que sufrir? ¡No pierdas tu paz espiritual! También los malos reciben una retribución y un castigo, porque el hombre malo no tiene solamente malas acciones. Es posible que también él haya obrado alguna cosa buena. De igual forma, tampoco es posible que el hombre bueno esté libre de todo pecado. Seguramente, a lo largo de su vida también ha hecho alguna cosa no tan buena.

El malo recibe las bondades terrenales, que son pasajeras, como pago por sus pocas acciones virtuosas, pero en la vida futura será castigado con severidad por su dominante maldad. Por otra parte, el hombre bueno sufre en esta vida por sus pecados, pero en la vida futura habrá de gozarse en el Reino de los Cielos.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de AurProblemele vieții, Editura Egumenița, Galați, p. 331)