El perdón como medicamento para el cuerpo y el alma
Quienes perdonan a sus enemigos presentan una mejor salud psíquica y somática.
El perdón es el medicamento necesario para nuestra completa salud espiritual. Si guardamos rencor en contra de quienes nos han hecho algún daño, «hacemos que nuestros pensamientos y sentimientos negativos desciendan al subconsciente, provocando toda clase de problemas y sufrimientos en nuestra vida». Perdonando, sin embargo, todo eso desaparece. En consecuencia, el perdón es también un medicamento para el cuerpo. «Quienes perdonan a sus enemigos presentan una mejor salud psíquica y somática; al contrario, quienes mantienen “vivo” el recuerdo del daño sufrido, tienden a sufrir de ansiedad crónica, depresión, psicosis, migraña, hipertensión y problemas cardíacos», demuestra un estudio publicado en 1999 en los Estados Unidos.
Precisamente en 1999 fui testigo de un suceso vinculado con esto de lo que estamos hablando. Recuerdo que, fui llamado a confesar a un enfermo al que le quedaba muy poco tiempo de vida, en el Hospital Rios, en Patras (Grecia). Este hombre no podía ni ver a su propia hermana. No se hablaban desde hacía más de veinte años. Al confesarlo, le mencioné su nombre, y noté cómo su semblante se transformó inmediatamente, tornándose cruel, salvaje. Finalmente, le convencí de que su hermana viniera a verlo. Apenas se vieron, se abrazaron con fuerza y permanecerion así por un buen rato... hasta que aquel hombre se levantó del lecho, lleno de vitalidad y salud. Sí, ¡la terrible enfermedad que estaba por matarle había desaparecido! ¿Qué más puedo agregar? Que al día siguiente partió de vuelta hacia su pueblo natal...
Un equipo de médicos norteamericanos aconseja: «Perdonemos, porque el perdón ayuda a la salud y previene el envejecimiento prematuro... ¡y cuando la vejez llegue, nos encontrará aún fuertes y saludables! ¡Es importante, además, repetir el “Padre nuestro”, porque es una oración que nos habla del perdón y nos enseña a practicarlo!».
(Traducido dE: Arhimandrit Vasilios Bacoianis, Nu te mai suport! – Arta împăcării cu tin