Palabras de espiritualidad

El poder de las virtudes del cristiano

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Si hemos soportado el oprobio por Cristo y Él nos ha otorgado a cambio la energía de Su amor, seremos capaces de sufrir y enfrentar las aflicciones sin sentir su peso.

En el Antigo Testamento dice que el amor es tan fuerte como la muerte, pero el Nuevo Testamento nos enseña que el amor de Dios es más fuerte que la muerte. Así pues, si hemos soportado el oprobio por Cristo y Él nos ha otorgado a cambio la energía de Su amor, seremos capaces de sufrir y enfrentar las aflicciones sin sentir su peso, aflicciones que, de otra manera, no podríamos aguantar. Las palabras del Señor a San Siluano —“¡Mantén la mente en el infierno, pero no desesperes!”— nos demuestran claramente que todo aquel que se considera digno del infierno no puede lamentarse más ante cualquier palabra severa o cualquier enfermedad, porque él mismo ya se ha condenado a los tormentos del infierno. Es así como, por medio del sufrimiento voluntario y el reconocimiento de nuestros pecados, dejamos de poner atención a las demás adversidades, porque nosotros hemos elegido ya a la más dura de todas, la única que merecemos en realidad. Quienes se adentran en este camino, no solo no se dejan llevar por los sufrimientos de esta vida, sino que a veces hasta reciben el don de sanar de sus enfermedades incurables.

El padre Porfirio le dio el siguiente consejo a un enfermo de cáncer: “¡Procura que tu oración sea siempre más fuerte que el dolor de la enfermedad!”. Aquel hombre habría de dar testimonio, tiempo después, de que, cuando lograba practicar la oración, el consuelo que esta le producía aliviaba el dolor, pero cuando la energía de la oración languidecía, el dolor volvía con más intensidad.

(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Adu-ţi aminte de dragostea cea dintâi (Apocalipsa 2, 4-5) – Cele trei perioade ale vieţii duhovniceşti în teologia Părintelui SofronieEditura Doxologia, Iaşi, 2015, pp. 79-80)