El profundo significado del arrepentimiento
Arrepentirte significa abrir los ojos al resplandor divino; es no quedarte en la tristeza del ocaso, sino recibir el amanecer.
El carácter positivo de la contrición es manifestado con toda claridad en las palabras del profeta Isaías (9, 1) a quien el Santo Evangelista Mateo cita justo antes de recordar el llamado al arrepentimiento que Cristo nos hace: “El pueblo que yace en las tinieblas ha visto gran luz, y para los que yacen en la región tenebrosa de la muerte ha brillado una luz” (Mateo 4, 16). Este es el contexto en el cual nuestro Señor nos lanza su llamado a la contrición: antes de ordenarnos arrepentirnos de nuestros pecados, nos anuncia “la gran Luz” que brillará sobre aquellos que estaban en la oscuridad, y la venida del Reino de los Cielos.
Luego, el arrepentimiento es una iluminación, un paso de la oscuridad a la luz. Arrepentirte significa abrir los ojos al resplandor divino; es no quedarte en la tristeza del ocaso, sino recibir el amanecer. Escatológicamente, la contrición también es abrirse a las realidades últimas de la vida futura, que no son solamente venideras, sino también ya presentes. El arrepentimiento es reconocer que el Reino de los Cielos está en nosotros, obrando entre nosotros. Solamente en la medida en que aceptemos la venida de este Reino, en esa misma medida todo se hará nuevo para cada uno de nosotros.
(Traducido de: Episcopul Kallistos Ware, Împărăția lăuntrică, Editura Christiana, 1996, p. 49)