El prototipo del amor cristiano
El que ama en verdad, es capaz de seguir amando a su semejante, aunque este lo odie. Él sabe que ama por Cristo y que, en consecuencia, está imitando a Cristo.
El amor que tiene a Cristo como causa y fundamento, es firme y persistente. No hay nada que pueda destruirlo, ni las calumnias, ni los problemas, ni siquiera las amenazas de muerte. El hombre que practica el verdadero amor cristiano, jamás deja de amar a su semejante, aunque este lo desprecie y ofenda. ¿Por qué? Porque no se deja influenciar por sus pasiones, sino que es inspirado por el Amor, por Cristo.
Por eso, como decía San Pablo, el amor cristiano no muere jamás. El que ama en verdad, es capaz de seguir amando a su semejante, incluso cuando este lo odia. Él sabe que ama por Cristo y que, en consecuencia, está imitando a Cristo, Quien nos demostró cómo debemos amar a nuestros enemigos.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 132)