Que cada uno sea consciente de que, si realiza algo, es para Dios, y que solo de Él vendrá la recompensa. Luego, que no nos interese lo que hace nuestro semejante. Y si empezamos a lamentarnos, lo que hagamos perderá su valor espiritual.

Muchos se lanzan a practicar la “Oración de Jesús”, pero sin renunciar a sus pasiones. La “Oración de Jesús”, en el corazón, es una obra divina, no humana; luego, es necesario que la Gracia del Espíritu Santo la trabaje en nosotros, descendiendo sobre nosotros. Pero nosotros no queremos apartarnos de nuestras pasiones, especialmente del orgullo, lo cual podría ayudarnos a hacernos agradables al Señor y conseguir que Su Gracia descienda sobre nosotros.

El soberbio se halla en manos del demonio. Cuando el maligno domina al hombre de esta manera, no le interesa tentarlo con nada más, porque sabe que esa alma no se salvará.

No es difícil andar en la vida espiritual. Lo importante es adquirir primero la comprensión de lo que tienes que evitar y de lo que debes utilizar (discernimiento).

Pídele al Señor que te conceda la paciencia y la humildad de mente que necesitas, para que en tu alma reine la paz, en cualquier circunstancia, sin importar lo que te digan los demás.

(Traducido de: Starețul Dionisie. Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, pp. 288-289)