El santo con cuyo nombre hemos sido bautizados está siempre con nosotros
El nombre expresa una unión, una especie de parentesco nacido del amor. Por eso, el onomástico es más importante que el día del cumpleaños, porque representa el vínculo con la Iglesia celestial: es la fiesta del alma. Mientras, el cumpleaños celebra sólo un aniversario del cuerpo.
Los santos son, como nosotros, miembros orantes de la Iglesia, pero con una fe y una fuerza más grandes que las nuestras. De esta forma, los santos se hallan cerca del Rostro de Dios y, por eso, pueden orar por nosotros. “porque mucho puede la oración perseverante del justo” (Santiago 5, 16).
De modo especial, el santo cuyo nombre hemos recibido en el bautizo está siempre con nosotros. Es como si hubieras entrado en el aposento de su fuerza. El nombre expresa una unión, una especie de parentesco nacido del amor. Por eso, el onomástico es más importante que el día del cumpleaños, porque representa el vínculo con la Iglesia celestial: es la fiesta del alma. Mientras, el cumpleaños celebra sólo un aniversario del cuerpo.
(Traducido de: Tito Colliander, Credinţa şi trăirea Ortodoxiei, traducere de Părintele Dan Bădulescu, Editura Scara, Bucureşti, 2002, p. 38)