El Señor es quien nos da paz y alegría al orar
No te sorprendas si el Señor te llena de paz y alegría cuando oras, porque esto no siempre sucede por nuestros merecimientos, sino de acuerdo a los desconocidos e inefables juicios de Dios.
Usualmente, cuando empiezas a orar, empiezas también a recordar tus pecados y no puedes evitar llorar por ellos. Así es como debes orar. Algunas veces sentirás paz y alegría cuando oras... pero puede que creas que quien te las provoca es el maligno. Pero si vinineran de él, como dicen los Santos Padres, tu alegría sería una confusa, sin producir ningún sosiego en tu alma.
Entonces, no te sorprendas si el Señor te llena de paz y alegría cuando oras, porque esto no siempre sucede por nuestros merecimientos, sino de acuerdo a los desconocidos e inefables juicios de Dios. Por eso, cada vez que sientas semejante alegría y serenidad, considérate profundamente indigno de ese don de Dios y repréndete con severidad ante Él, repitiéndote que debido a tu propia negligencia no podrás conservarlo por mucho tiempo y terminarás perdiéndolo muy pronto.
(Traducido de: Ne vorbesc stareții de la Optina, Editura Egumenița, pp. 99-100)