El ser humano: entre la virtud y la tentación de las pasiones
¡Qué rico en virtudes puede ser el humano, ciertamente, por su semejanza con Dios! ¡Pero también qué astuto y malvado puede ser en otras ocasiones!
La lucha de los cristianos contra la serpiente ancestral, el demonio, fue permitida por nuestro Justo, Santo, Sapientísimo y Omnisciente Dios, para despertar los impulsos, esperanzas y sentimientos que subyacen en lo profundo del ser humano, del reconocimiento y el amor a Él, y de la paciencia y la entrega; asimismo, para evidenciar las pasiones que hay en el corazón humano. ¡Acordémonos del júbilo, el entusiasmo, la confianza total en Dios y el agradecimiento hacia Él que mostraron los mártires cuando aceptaron sufrir toda clase de tormentos, así como de las coronas que recibieron de parte Suya!
¡Qué rico en virtudes puede ser el humano, ciertamente, por su semejanza con Dios! ¡Pero también qué astuto y malvado puede ser en otras ocasiones! Todos esos sentimientos, esperanzas, impulsos y capacidades permanecerían si revelarse en lo profundo del ser humano, si las tentaciones, las persecuciones, las aflicciones y las necesidades no nos fueran permitidas. Agradezcámosle, pues, a Dios, Quien de esa forma ha cuidado y sigue cuidando de la humanidad, porque Él nos conoce mejor que nosotros mismos, quiene somos Sus criaturas.
(Traducido de. Sfântul Ioan de Kronstadt, Despre tulburările lumii de astăzi, Editura Sophia, București, 2011, pp. 75-76)