Palabras de espiritualidad

El silencio que sana

    • Foto: Benedict Both

      Foto: Benedict Both

Necesitamos callarnos, necesitamos escuchar nuestro propio silencio. También necesitamos escuchar todo lo que sentimos.

Una forma maravillosa de librarnos de ese adversario nuestro que es el estrés, consiste en la práctica del silencio. Primero hay que buscar la paz exterior: apagar el aparato de radio, el televisor, quitarse los auriculares... Huir del televisor y del internet como fuentes de imágenes que nos encienden apetitos y nos sugieren necesidades que son, en verdad, falsas.

Necesitamos callarnos, necesitamos escuchar nuestro propio silencio. También necesitamos escuchar todo lo que sentimos. Podemos sanar, solamente si escuchamos nuestro dolor. El dolor es un signo de que hay algo en nosotros que no está sano. Escuchar el dolor es como llamar al número de urgencias. Es decir que tú, tu atención, eres esa ambulancia que viene en camino. Tú, recibiendo la información que viene de tu interior por medio del dolor, decidirás, en otro fuero interior, activar y proteger los procesos naturales de sanación. Pero, si no escuchas el clamor de tu dolor, consumiendo calmantes o remedios que simplemente mitigan los síntomas, tu propia recuperación quedará bloqueada y el dolor seguirá activo en lo profundo de tu ser.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Doamne, unde-i rana?, Editura Doxologia, Iași, 2017, pp. 182-184)