El sueño de casarse, silenciosa oración de los jóvenes
Por muy segura que se sienta la persona, por muy perspicaz que sea, debe abandonarse en las manos de Dios y orar, si lo que desea es llegar a casarse.
Debemos dejarlo todo a la gracia y la intervención de Dios, en lo que respecta al matrimonio.
Por muy segura que se sienta la persona, por muy perspicaz que sea, debe abandonarse en las manos de Dios y orar, si lo que desea es llegar a casarse. Pero, tristemente, esto es algo que casi nadie hace.
Quisiera pedirles, jóvenes, como sacerdote, que me perdonen por lo que voy a decirles con amor: que el tema del matrimonio sea para ustedes una oración silenciosa. Hagan una oración en misterio, algo que sepan sólo ustedes. Pídanle a Dios que los ayude en todo lo que respecta al matrimonio. Que Dios los ayude y que disponga todas las cosas, de manera que encuentren alguien con quien entenderse, alguien adecuado para cada uno y para cada una. Que Dios disponga todo, de forma que, volviéndose uno los dos, su matrimonio sea todo un éxito.
(Traducido de: Arhimandrit Simeon Kraiopoulos, Adolescenţa. Fecioria. Căsătoria, Editura Bizantină, Bucureşti 2010, p. 214)