El tesoro de la pureza del alma y el cuerpo
¡Hijos míos, mantengan intacto el tesoro de su pureza, para que el Señor los ame y encuentre una morada en sus almas!
Tal como un fuerte perfune, aunque esté contenido en un vaso cerrado, inunda todo el ambiente con su dulce aroma, deleitando incluso a quienes están lejos de él, así también la fragancia pura de las almas castas, brotando al exterior por medio de los sentidos —como la vista, la voz y todo lo que se puede sentir—, hace evidente su oculta virtud. ¡Hijos míos, mantengan intacto el tesoro de su pureza, para que el Señor los ame y encuentre una morada en sus almas! Porque, evidentemente, la Gracia no soportaría estar en un vaso sucio, roto y mancillado.
(Traducido de: Măria Sa, Neagoe Basarab, Ediție alcătuită și îngrijită la Mănăstirea Diaconești, Editura Bonifaciu, 2013, p. 37)