El vínculo espiritual entre esposos supera cualquier frontera
En el período entre guerras ayudé a una persona a partir hacia Alemania. Se trataba de un joven, ya casado y con dos hijas. Su esposa era profesora de historia. Una vez en Alemania, aquel hombre comenzó a escribir poesía. Y le preguntaba a sus compañeros de trabajo, rumanos también, “¿Les gusta mi poema?”.
Queridos míos, yo suelo hablar con muchas personas, especialmente con estudiantes de teología, quienes no pueden ser ordenados (diáconos o sacerdotes de parroquia), si antes no se han casado.
Ante todo, debo decir que sobre el vínculo entre hombre y mujer se ha escrito tanto, se han compuesto tantas melodías... ¡Tan hermoso y tan elevado se ha hablado ya sobre el amor! Por ejemplo, Eminescu, llamando al corazón de Verónica, decía,
“Junto a los álamos impares / he pasado muy a menudo / me conocian los vecinos / pero tu no me has conocido.”
En el período entre guerras ayudé a una persona a partir hacia Alemania. Se trataba de un joven, ya casado y con dos hijas. Su esposa era profesora de historia. Una vez en Alemania, aquel hombre comenzó a escribir poesía. Y le preguntaba a sus compañeros de trabajo, quienes eran rumanos también, “¿Les gusta mi poema?”.
“—¡No!”, le respondían los demás.
“—¡Si le gusta a María, mi esposa, no necesito que le guste a ustedes también!”
María era la musa que lo inspiraba. ¿Ven lo que significa extrañar a la esposa? Para él, su esposa estaba todo el tiempo a su lado.
(Traducido de: Arhimandrit Arsenie Papacioc, Despre armonia căsniciei, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 6-7)