Elevar los ojos a Dios y pedirle Su auxilio
No sufras por las tentaciones que enfrentas, hermano, porque, cada vez que los demonios vean que tu alma se eleva y llega hasta a Dios, más te atacarán; pero es imposible que Él no acuda a ayudarte junto con Sus ángeles.
Una vez, un monje fue a buscar a su stárets para hablarle de las pasiones que le tocaba enfrentar. El anciano le dijo: “No sufras por las tentaciones que enfrentas, hermano, porque, cada vez que los demonios vean que tu alma se eleva y llega hasta a Dios, más te atacarán; pero es imposible que Él no acuda a ayudarte junto con Sus ángeles. Así, no dejes de elevar tus ojos a Él y pedirle humildemente Su favor, teniendo en cuenta en la tentación Su poder invencible, tu propia impotencia y la crueldad del enemigo, y así pronto obtendrás Su ayuda”.
(Traducido de: Everghetinosul, vol. 1-2, traducere de Ștefan Voronca, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 155)