Palabras de espiritualidad

En búsqueda de la verdadera contrición

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Debemos reconciliarnos con quienes nos rodean, con aquellos a los que hemos enfadado y también con quienes nos han enfadado a nosotros. Es necesario pedirles perdón.

Quien no se haya arrepentido jamás o no se haya confesado correctamente, habiendo quedado sin purificarse de sus pecados, tiene que hacer una confesión general, recordando y anotando todas las faltas cometidas desde su infancia. Los demás anotan solamente esos pecados de los que no se han arrepentido, pero, si hemos reincidido en la misma dirección, es necesario recordarlo cuando nos confesamos. Igualmente, debemos reconciliarnos con quienes nos rodean, con aquellos a los que hemos enfadado y también con quienes nos han enfadado a nosotros. Es necesario pedirles perdón.

Cuando nos acerquemos al Sacramento de la Confesión, no lo hagamos buscando justificarnos; lo que tenemos que hacer es acusarnos a nosotros mismos, siendo conscientes de nuestras faltas, examinándolas y revelándoselas a nuestro padre espiritual, llenos del convencimiento de que el Señor nos las perdona con este sacramento. En nuestra alma, el pecado se asemeja a una víbora que permanece oculta bajo una piedra. Si levantas la piedra, el reptil saldrá huyendo. Del mismo modo, si revelas tu pecado, tu alma se librará de él.

(Traducido de: Părintele AmbrozieÎndrumar de spovedanie, Editura Sofia, București, p. 23)