Palabras de espiritualidad

En cualquier momento podemos elevar la mente al Señor

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“Ya terminé de orar. Leí las oraciones que se me prescribió leer, y ahora ya estoy libre. He cumplido con mi deber por el día de hoy”. Una oración así jamás podrá dar buenos frutos.

No todos tenemos la posibilidad de dedicar muchas horas del día a la oración. Pero sí que podemos reservar, al menos, algunos minutos para orar con nuestra mente, incluso en presencia de otras personas. Cualquiera puede empezar y terminar sus tareas dirigiendo su mente a Dios. Y es que la indiferencia ante la oración es algo muy pernicioso. “Ya terminé de orar. Leí las oraciones que se me prescribió leer, y ahora ya estoy libre. He cumplido con mi deber por el día de hoy”. Una oración así jamás podrá dar buenos frutos.

(Traducido de: Sfântul Nicon de la OptinaNe vorbesc Stareții de la Optina, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 80)