En esta vida nada es casual
El estado de nuestra alma influye en la duración de nuestra vida terrenal.
«Todas las tribulaciones y las enfermedades vienen a nosotros porque no queremos recibir a Dios y nos empecinamos en nuestras propias cosas. Pero Él nos ama mucho más de lo que nosotros mismos nos amamos, porque nosotros no entendemos nada de las cosas espirituales y nos ocupamos solamente de lo que concierne al cuerpo. Y el cuerpo sufre y se enferma, porque nuestra alma está llena de lepra.
Te envío también algunas oraciones, para que aprendas qué y cómo pedirle a Dios. Si las lees con atención, la paz vendrá a tu alma y, con ella, un gran consuelo. No te olvido y pido mucho por todos ustedes. Que Dios les conceda paciencia y la total confianza en Él. En esto radica nuestra salvación.
Dios no predestina a nadie: el hombre es un colaborador del Señor en su propia vida. El Señor, conociendo nuestra vida, sabe si es bueno prolongarla, si vivimos obrando el bien, si aún hay esperanza de que nos arrepintamos. En esta vida nada es casual. El estado de nuestra alma influye en la duración de nuestra vida terrenal».
(Traducido de: Arhimandritul Ioan Krestiankin, Povăţuiri pe drumul Crucii, Editura de Suflet, Bucureşti, 2013, pp. 101-102)