Palabras de espiritualidad

¡Entra en el gozo de tu Señor!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Quien entienda la vida cristiana como es debido, será siempre un hombre feliz, una persona que se alegra e irradia alegría.

¿Por qué el monje debe estar siempre alegre?

—Porque todo cristiano debe ser una persona feliz. Y si eres monje, también eres cristiano, y si eres cristiano, no es posible que no seas feliz. Esto es lo que quiere nuestro Señor Jesucristo, al decir: “Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa” (Juan 15, 11).

Más adelante, agrega: “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar” (Juan 16, 22). También Él dice que el Reino de Dios es motivo de alegría, asemejándolo con un banquete (Mateo 8; Mateo 22; Lucas 14; Mateo 25). Además: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor!” (Mateo 25).

Cuando tuvo lugar el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, las siguientes palabras fueron pronunciadas en un cántico angélico: “Gloria a Dios en los Cielos, y en la tierra, buena voluntad entre los hombres”. Y el ángel mensajero les dijo a los pastores: “Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es Cristo, el Señor” (Lucas 2, 11). En el mismo Evangelio según San Lucas, leemos que, habiendo ascendido el Señor a los Cielos, Sus discípulos “se volvieron a Jerusalén con gran gozo”.

Luego, la alegría es algo intrínseco a la vida cristiana. Quien entienda la vida cristiana como es debido, será siempre un hombre feliz, una persona que se alegra e irradia alegría. El Santo Apóstol Päblo nos exhorta: “Alegraos con la alegría de la esperanza” (en la Carta a los Romanos), o: “Alegraos siempre, y otra vez os digo: alegraos” (en la Carta a los Filipenses), o: “Estad siempre alegres, orad sin cesar, agradeced por todo” (en la I Carta a los Tesalonicenses). Todo esto nos demuestra que el cristiano debe ser un hombre feliz. También el monje, siendo parte de la élite de los cristianos, debe demostrar una alegría aún mayor, precisamente porque es monje. Recordemos que el primer atuendo del monje, de color blanco, es conocido como el “atuendo de la alegría”. “Nuestro hermano (se dice el nombre) es vestido con el atuendo de la alegría. Digamos por él, Señor, ten piedad”. En conclusión, en todo debe primar la alegría.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Punctele cardinale ale Ortodoxiei, Editura Lumea Credinței, 2005, p. 26)