¡No! En este punto, la Tradición es contundente: no te imagines nada. No utilices la imaginación. Dirige tu atención a Cristo, al encuentro directo con Él, sin crearte imágenes en la mente.

Sé que esto podría parecer contradictorio, viéndonos rodeados de íconos. Pero es que los íconos son sólo un recordatorio de las realidades celestiales, aunque no son esas realidades. Puedes hacerte una colección de fotografías de alguna personalidad a quien admiras, pero si tienes la posibilidad de encontrarte con esa persona, no te llevas contigo todas las fotografías ni te pones a verlas cuando estás hablando con tu héroe. En la “Oración de Jesús” intentamos permanecer en contacto directo con Dios, y cualquier figuración podría desviarnos de pensar en Él.

(Traducido de: Frederica Mathewes-Green, Rugăciunea lui Iisus. Călăuza inimii către Dumnezeu, Editura Doxologia, p. 88)