Es imposible vivir sin el amor de Dios
Si nos mantenemos unidos a la Fuente de la Vida, tendremos de todo: paz, alegría, consuelo y un inefable amor.
Es imposible vivir sin amor, porque, donde no hay amor, hay sufrimiento. Nosotros somos seres que tienen que dedicar su corazón a alguien: si le entregamos nuestro amor a alguien de este mundo, sufriremos de tristeza todo el tiempo, sin ganar nada. Luego, tenemos que buscar un apoyo, un filar lo suficientemente sólido.
Si le entregamos nuestro corazón a la naturaleza, viva o muerta, esta no nos dará lo que buscamos, porque en las cosas de este mundo no hay más que vacuidad. Tenemos que reconocer que nos hemos apartado de la Fuente de la Vida, nuestro Señor, y nos hemos vuelto hacia nosotros mismos. Si nos mantenemos unidos a la Fuente de la Vida, tendremos de todo: paz, alegría, consuelo y un inefable amor.
Lo mismo ocurre con nuestros padres, quienes nos entregaron todo su amor: es nuestra obligación devolverles ese amor. Si lo hacemos, nada podrá separarnos. Seremos uno con ellos, un solo pensamiento. Todo lo que ellos deseen, lo desearé yo también, y viceversa. Y entre nosotros habrá solamente armonía, paz y comprensión. Pero, ya que todo el tiempo nos hallamos en una arena de lucha, perdemos la paz y entramos en toda clase de conflictos.
También nuestro Padre Celestial quiere de nosotros lo mismo que nuestros padres terrenales: que sus hijos estén satisfechos, en paz, tranquilos, y que no les falte nada. Pero el Padre Celestial espera mucho más: Él quiere que participemos de Su riqueza: el amor. Esto es lo que Él quiere. Solo así podremos alzarnos más allá de las ofensas, y ningún insulto podrá afectarnos. Y aunque nos ofendan de la forma más atroz, seremos capaces de perdonar todo.
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Pace și bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, București, 2010, pp. 162-163)