¿Es posible vivir como un monje, sin retirarnos a un monasterio?
En el monasterio se cultiva el alejamiento del mundo, la soledad y el silencio. Pero es posible encontrar la salvación en medio de la multitud y el ruido.
¿Cómo se ve, desde la vida monacal, el devenir del mundo? ¿Es posible vivir como un monje, sin retirarnos a un monasterio?
La vida monástica —aunque algunas veces la he llamado “locura”— no se diferencia esencialmente de la vida de cualquier cristiano, sobre todo la de esos cristianos que pueden concientizar el llamado de Dios. La vida monástica es una de oración, de unión con Dios, y de esto se trata, ciertamente, la vida de cada cristiano.
El padre Sofronio decía: “Una es la salvación del hombre, porque Dios dejó Sus mandamientos y el Evangelio también a la Madre del Señor y a todos los santos, hasta llegar a mí, un pecador”. Luego, si a todos nos fueron dejados los mismos mandamientos y Evangelios, se trata también de la misma salvación, el mismo camino, aunque con matices y formas distintas.
En el monasterio se cultiva el alejamiento del mundo, la soledad y el silencio. Pero es posible encontrar la salvación en medio de la multitud y el ruido. San Siluano menciona a San Juan de Kronstadt, quien, aunque tuvo una vida ajetreada, porque amaba a todos, oraba por ellos y permanecía, por medio de la oración, en la muchedumbre como el monje en su celda. Luego, tanto en el silencio como en el ruido reconozcámonos por el amor. Pero el amor debe ganarse.
(Traducido de: Celălalt Noica – Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de câteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, ediția a IV-a, Editura Anastasia, 2004, p. 93)