¿Es que tienen alguna utilidad las enfermedades?
Las enfermedades debilitan el cuerpo para ayudarlo a mitigar los impulsos que se esconden en él, desgastando también los pensamientos mundanos, mientras fortalecen y vigorizan el coraje
Las enfermedades son muy útiles para los principiantes en la vida virtuosa. Estas debilitan el cuerpo para ayudarlo a mitigar los impulsos que se esconden en él, desgastando también los pensamientos mundanos, mientras fortalecen y vigorizan el coraje, de tal manera que el mismo Apóstol Pablo dice: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte” (II Corintios 12,10).
Pero, en tanto que las enfermedades son provechosas para estos individuos, resultan perniciosas para aquellos que han avanzado en el trabajo de las virtudes, al alzarse más allá de los sentidos y alcanzar la visión de lo celestial. Porque les interrumpen del deleite con las cosas divinas, recargando con dolores y aflicciones la parte racional del alma, turbándolos con nubes de desánimo y secando sus lágrimas de humildad con la aridez del sufrimiento.
También esto lo sabía el Santo Apóstol Pablo, quien, cultivando con sabiduría el don del discernimiento, dice: “golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado” (I Corintios 9, 27).
(Traducido de: Cuviosul Nichita Stithatul, Cele 300 de capete despre făptuire, suta întâi, cap. 87, in Filocalia, vol. VI, p. 238)