Palabras de espiritualidad

Esforcémonos en entrar con facilidad en la atmósfera de oración

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Entramos en la oración sin tan siquiera notarlo. Es necesario, luego, encontrarnos en una atmósfera adecuada. El volvernos a Cristo, conversar con Él, aprender de Él, cantar al orar, encender nuestra veladora, el incienso... todo ayuda a obtener una atmósfera propicia, de manera que todo se haga más simple, en la simpleza del corazón.

Antes de orar, debemos prepararnos para ello, orando. Orar para poder orar.

Atención a las palabras que, en voz baja, dice el sacerdote mientras se lee el Apóstol, en la Divina Liturgia:

Haz brillar en nuestros corazones, Señor que amas al hombre, la pura luz de tu divino conocimiento, y abre los ojos de nuestra mente a la inteligencia de tu mensaje evangélico. Infúndenos el respeto a tus benditos mandamientos, para que, sojuzgando las concupiscencias de la carne, entremos en una vida según el Espíritu, y te agrademos en todos nuestros pensamientos y acciones. Porque tú eres la luz de nuestras almas y de nuestros cuerpos, Cristo Dios, y a ti glorificamos, con tu eterno Padre y tu Espíritu Santo, todo bondad y vida, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Entramos en la oración sin tan siquiera notarlo. Es necesario, luego, encontrarnos en una atmósfera adecuada. El volvernos a Cristo, conversar con Él, aprender de Él, cantar al orar, encender nuestra veladora, el incienso... todo ayuda a obtener una atmósfera propicia, de manera que todo se haga más simple, en la simpleza del corazón. Salmodiando, leyendo los oficios, con amor, llegamos a santificarnos si darnos cuenta. Nos alegramos de las palabras divinas. Esta alegría, esta felicidad es nuestro esfuerzo para entrar con facilidad en esa atmósfera de oración, esa “etapa de calentamiento”, como podría llamársele. Es un afán sereno, apacible. Pero no olvidemos lo que dijo el Señor “Sin mí nada pueden hacer” (Juan 15, 5).

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003,  pp. 194-195)

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